13 de marzo de 2018 Teder Abogados

LA ERA DE LA AUTORREGULACIÓN, OLE POR LOS VALIENTES!

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Este post va dirigido a aquellos que, en tiempos como los que vivimos, lejos de sucumbir ante la comodidad de ver su nómina en el banco a final de mes y no torturar a su almohada, deciden emprender una actividad económica en este país, ingenuamente convencidos, de que las dificultades que se encontrarán por el camino, estarán directamente relacionadas con el sueño por el que tan rotundamente han decidido apostar, y por ello las asumirán con gusto.

Mal sabrán ellos que aunque consigan poner en marcha su negocio,  con la satisfacción que produce que gracias a su proyecto puedan obtener el sustento los miembros que escoja para su equipo, sus problemas no han hecho más que empezar.

Tendrán que enfrentarse, simplemente por ejercer una actividad económica, a una incesante presión y fiscalización por parte de la Administración Pública, y de la Europa que viene con fuerza a imponernos sus criterios del buen hacer.

No se pretende negar el efecto positivo que tendrá el incremento de regulación y control sobre el tejido empresarial, pero será dura la transición hasta que la cultura de cumplimiento y la rigurosa observancia normativa estén tan impregnadas en el día a día de la empresa que se conviertan en algo innato a sus miembros.

Pero esto no termina aquí, pues además de tener que destinar recursos, financieros y humanos, a la observancia de la ingente cantidad de normas que rigen el desarrollo de una actividad económica, ahora se espera que sea la propia empresa quien se autoregule, se analice y decida, según su buen criterio, los riesgos que corre en su actividad y los controle como buenamente pueda.

Se ve meridianamente clara esta intención por parte de los que legislan, en los dos temas por excelencia, que a día de hoy preocupan al empresario: la adaptación al Reglamento Europeo en materia de Protección de Datos, y la implementación en la empresa de sistemas de Compliance, que cumplan las exigencias del Código Penal desde su reforma en el año 2015.

Como asesores jurídicos, escuchamos cada día las protestas al aire de los empresarios que se resisten a la idea de tener que hacer de policías con sus trabajadores, crear sus propias normas, vigilar el cumplimiento de las mismas, y todo ello sin la certeza de estar en el camino correcto, sin la seguridad de que, a pesar de invertir tiempo y dinero en intentar cumplir con todo el entramado de normas que pesan sobre él, va a librarse de la pena de muerte a la que se pueden enfrentar  las empresas si un empleado se salta la ley y comete un delito en el seno de la misma.

No podemos evitar la llegada de esta era, la de la autoregulación, que viene pisando fuerte desde Europa y que nos hace partícipes a todos de la labor de crear una cultura de cumplimiento en nuestras actividades profesionales. Pero lo que sí podemos, con una gran satisfacción, es acompañar al empresario en ese rumbo hacia la excelencia, ofreciéndole un asesoramiento integral, formando a sus empleados en las exigencias normativas actuales, y en definitiva, respaldándole en la incierta labor de cumplir con todos los efectos colaterales que le ha traído apostar por su sueño.

Alma Antón

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